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Ya no se acuerda, ¿ verdad?
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El único infierno es la soledad.
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¿Eso te dije? ¿De veras?
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Eso me dijo.
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Ojalá Dios lo entienda así,
Agustina.
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Ya, ya no piense.
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Usted necesita descansar.
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¿Por qué no cierra los ojos?
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A ver si logra dormir
aunque sea un ratito.
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Si no es por el Doc, ni me entero.
Existen los teléfonos.
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¿Para qué querías saber?
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Para qué venir en esta época
de cristeros fanáticos.
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¡Como en el franquismo, coño!
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Pues vengo por ti.
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-Para llevarte a la ciudad.
-¿Estás loco?
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-Allá te pueden curar mejor.
-Yo no me muevo de aquí.
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Ay, papá.
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Tú tienes algo, ¿ eh?
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¿No conseguiste trabajo?
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Uy, Dios. Vamos, no pongas
cara de víctima. Levanta la cabeza.
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Vamos, levanta la cara.
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Sonríe.
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Eso, así.
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Debes conseguir un puesto
en un periódico de mucho tiraje.
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Porque tengo unas noticias
de los curas...
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...¡que te vas a ir de espaldas!
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¿Te acuerdas del cura Natalio?
¿El guerrillero?