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Pero son-- son--
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¡Son dos orejas de burro!
¡Y son todas peludas!
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¡Mira!
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¡No las quiero!
¡No las quiero!
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¿Qué haré ahora?
¡Me avergüenza salir así!
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¡Esta debe ser una broma de Lucignolo!
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¡Es su culpa, sí!
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Lo voy a buscar ahora.
¡Le daré una muestra de mi inteligencia!
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¡Lucignolo, soy yo, Pinocho!
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¡Entra, entra!
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Buenos días, Lucignolo.
¿Cómo estás?
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¡Bien!
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Entonces, Lucignolo, ¿por qué
usas eso en la cabeza?
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¡Me lo ordenó el doctor...
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porque me duele la rodilla!
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¡Pobre Lucignolo!
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¿Y tú?
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¿Yo? Bueno, me lastimé el codo...
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y el mismo doctor me dijo...
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- ¡Pobre Pinocho!
- Sí. Fue una desgracia.
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Lucignolo, ¿me harías un favor?
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- ¡Con gusto! De puro corazón.
- ¿Me mostrarías tus orejas?
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¡Con gusto! Pero primero me gustaría
ver las tuyas, querido Pinocho.
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No, entonces hagamos esto.
Contaré hasta...
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- ¿Sabes contar?
- ¡Por supuesto!
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Entonces cuenta hasta tres...
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y a las tres, los tres las mostramos.
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¡Muy bien!
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¡Uno, y tres!