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- El Cretinismo.
- Dios mío. No, acuérdense de Guo Jing.
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¿Quién era Guo Jing?
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Una Arqueóloga con falda abierta
hasta arriba de la pierna.
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Hasta tú te acuerdas.
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Al final de los setenta,
China se abre al Occidente.
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Guo Jing vino a Montreal en
un intercambio cultural.
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La Universidad envío a su
izquierdista radical, yo...
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...entro en el comedor de su hotel...
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...la veo y me muero.
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Una belleza que haría fundir...
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...hasta los 7,000 guerreros
de barro del Emperador Quin.
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Pedí un té, hablamos de banalidades.
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Yo ya me veía haciéndole
la "canasta de Pekín".
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¡No, la palanca de Sichúan!
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En fin, ya frente a ella,
para hacerme el interesante...
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...le digo: "Es extraordinario
lo que ocurre en su país."
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"¡Cuánto los envidiamos! ¡Su
Revolución Cultural es formidable!"
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En ese instante vi la expresión
de sus bellos ojos negros.
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Y me pregunté preocupado
en qué estará pensando...
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..."¿O es un agente
provocador de la CIA...
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...o es el peor idiota del mundo
Occidental." Y optó por la segunda.
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Adiós a la "canasta" y a la "palanca".
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Durante 2 años estuvo limpiando
corrales de cerdos...
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...en una granja de
re- educación laboral.
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Su padre fue asesinado,
su madre se había suicidado.
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Y un tonto Franco-Canadiense
que porque había visto...
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...las películas de Jean-Luc Godard
y leído Philippe Sollers...
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...¡decía que la Revolución Cultural
China era formidable!
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El Cretinismo no podía caer más bajo.
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La simplicidad voluntaria.
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Huevos revueltos con caviar
y trufas frescas.
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De Toscana.
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Y para quedarnos en Italia, Castello
Banfi Excelsus, un vino modesto.