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- ¿Hay algún problema?
- No, ninguno, ¡gracias a Dios!
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No hay ningún problema
cuando se tiene fe en el corazón.
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- ¿Se puede saber qué están buscando?
- Nosotros...
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- Le buscamos a usted, señor.
- Exactamente. El Senõr.
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Te buscamos, oh, Señor.
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No, no se trata de El Señor,
sino al señor padre.
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- Lógico, primero le buscamos a usted.
- Y lo encontramos.
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¡Aleluya!
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Usted nos casó aquí en la iglesia,
¿se acuerda?
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- Ayer.
- Me acuerdo, claro.
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Pero durante la noche
pasaron unas cosas graves...
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Nos dimos cuenta que hicimos
una tontería muy grande.
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Considerando que la anulación del
matrimonio es una cosa muy cara...
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- Demorada...
- ¿Podría salirse de ahí?
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- ¿ Yo?
- Me da agonía verlo ahí sentadito...
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...escondidito ahí.
- Sí, parece que estuviera...
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- En la casita.
- Sí, en el trono de la casita.
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- Ahora está mejor.
- Mucho mejor.
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- Bueno, entonces continuando...
- Queríamos saber si es posible...
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Sí, teniendo en cuenta que cuando
uno compra un electrodoméstico...
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uno tiene 24 horas para
arrepentirse y devolverlo...
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- Y no han pasado ni 12 horas.
- Eso es, no han pasado ni 12 horas.
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- Ni 12 horas.
- Entonces yo pensaba...
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Ya sé. Ustedes creen que puedo
anular el matrimonio, ¿verdad?
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¡Ni pensarlo!
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- No, mire, no se trata de anularlo.
- No. Anular es un término muy fuerte.
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Anular es un término muy fuerte.
Lo que pensamos que usted...
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podría tomar todo ese papeleo
de la ceremonia...
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...y rasgarlo.
- ¿Rasgarlo?
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Quemarlo, si usted prefiere.
Por nosotros...
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¿Están ustedes locos o algo así?
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- No, no estamos locos.
- Ni nada así.
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- Disculpe, ¿sabe lo que pasa, padre?
- Padre, tuvimos una noche muy tensa.
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- Sí, muy tensa.
- Calma, hijos...
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Miren, oficio matrimonios
hace más de 20 años.
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Esa sensación de arrepentimiento
al día siguiente es normal.
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Pero basta verles para ver que
fueron hechos el uno para el otro.