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El Signor Martini quiere que tenga fe.
Nunca fui buena para eso
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y soy peor desde el año pasado.
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No es que no tenga fe.
Tengo envidia de los creyentes.
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Pero como ex metodista, no espero
resurgir de esto como católica.
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Pero admito que hay un revuelo interior.
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Sorprendentemente,
me llevo bien con María.
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Empezó la noche de la tormenta cuando
me protegió aunque no fuera católica.
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Sin embargo se parece más
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a María, mi tía preferida,
que a Santa María.
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La tía María está en todas partes,
su presencia calma nos asegura
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que todas las cosas
continuarán como siempre.
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Ella es Clara, mi esposa.
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Mi hijo.
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Mi hija, Stella.
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Hermosa.
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Pensé que quizás la vería.
Traje un regalito.
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Es San Lorenzo,
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el santo patrono de los cocineros.
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Lo martirizaron asándolo y dijo:
"Denme vuelta, estoy cocido de este lado".
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Y ahora es el santo predilecto de los chefs.
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Si le reza, le ayudará a encontrar
a alguien para quién cocinar.
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Gracias, Signor Martini.
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Feliz Navidad, Signora Mayes.