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¿No ves que sería
una película épica preciosa?
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Supongo, pero...
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Es fácil decir libros, no armas.
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Pero no son libros.
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Es sólo un libro.
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Un único libro.
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-Cállate, pareces mi padre.
-No, escucha, los guardias rojos
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a los que admiras
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Ilevan todos el mismo libro,
cantan todos la misma canción,
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repiten las mismas consignas.
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En esa película épica,
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todos son secundarios.
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Eso me da miedo,
me asusta.
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Siento decirlo,
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pero para mí existe
una clara contradicción.
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-¿Por qué?
-Porque...
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si creyeras lo que dices,
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estarías ahí fuera.
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-¿Dónde?
-En la calle.
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-No te entiendo.
-Sí lo entiendes. Ahí fuera pasa algo.
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Algo que podría ser muy importante.
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Algo que podría cambiar las cosas.
Hasta yo lo veo.
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Pero no estás ahí fuera.
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Estás aquí conmigo,
bebiendo vino caro, hablando de cine,
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hablando de Maoísmo.
¿Por qué?
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-Ya basta.
-Dime por qué.
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-Ya basta.
-Pregúntate por qué.
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Porque no me parece
que te lo creas.
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Compras la lámpara
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y cuelgas los pósters,
pero no...
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-No creo que...
-Hablas demasiado.
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Ok.
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Theo, escúchame.
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Creo que prefieres...
Que prefieres...
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que...
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Que la palabra "juntos"
se refiera
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no a un millón,
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sino sólo a dos.
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Chicos, chicos.