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Tiene una guitarra
y un cacharro alrededor del cuello...
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para tener la armónica
a la altura de su boca.
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Créame cuando le digo...
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que nadie había visto esto
en Broadway antes.
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Empezó a cantar para mí.
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Una cosa de la que estoy orgulloso
es que creo que soy de los pocos...
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En ese momento, puedo haber sido
el único del negocio musical...
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que escuchó las letras.
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Y cuando oí...
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"Cuántos orejas
debe tener un hombre...
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"antes de oír Ilorar a los demás",
me volví loco.
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No recuerdo ni las canciones
que me tocó ese día,
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pero le dije, "Vale, ya está.
Te quiero a ti."
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El negocio musical estaba dominado
por los editores musicales.
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Entonces, la canción era importante.
Elegías una y la trabajabas.
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Históricamente, cuando ves
el nombre impreso de Dylan,
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siempre fue John Hammond
quien le descubrió.
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Yo creo que quien le dio la fama
a Dylan fui yo,
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aunque sea yo quien Io diga.
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Soy quien empezó a hacer
que sus canciones se escuchasen.
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La compañía nunca se resistió a él.
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Mi jefe, el viejo, Herman Starr,
se puso a ello de inmediato.
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¿Por qué? Porque olían el dinero,
por eso.
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Tengo que cantaros algo
para contaros algo.
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Se llama Masters of War.
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CONCIERTO - TAQUILLA