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-¿Ah sí?
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-Sí-i-i-sí. Yo no noy a tener en cama a mi-mi-m
i mujer todo el dí-di-día, sufri-fri-friendo las resacas de tus borracheras.
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-Venga, Margarita, salgamos de aquí.
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-Oh de nin-nin-ningúna manera.
Ella se va a quedar justamente aquí-qui-quí.
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-Venga, yo me voy.
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-¡Ah, vaya! Si-si-siempre encuentra
una excusa para i-i-i-irse....
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-Cleopatra no es de los nuestros.
Para ella, somos cosas sucias
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Ella escupiría a Hans si él no estuviese
dandole constantemente regalos.
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-Deja que lo intente. Que pruebe
a hacernos daño a alguno de nosotros.
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-Tienes razón. No nos conoce,
pero ya nos conocerá.
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-Aquí la tienes.
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-Miré un momento por el rabillo del ojo y vi a
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Mme. Tetrallini que nos aplaudía.
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Supongo que ella sabe que ha
conseguido una atracción buena,
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de las mejores del negocio.
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No es sólo nuestro número el que lo
consigue. Nosotros tenemos personalidad
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Sabemos vender el material. Pasó lo mismo en el último pueblo.
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No oyó en toda su vida un aplauso semejante.
Permítame decirle algo que no todos por aquí saben:
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Nosotros sólo estamos pasando el rato en circo.
Tenemos cosas más grande que hacer, y tiempo para hacerlas.
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Y lo haremos. Bien, no se pierda usted nuestro número
de mañana por la noche. Tenemos algo nuevo
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- Hay algo que yo pueda hacer en ese número, hermano?
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-Oh, Schlitzey, que vestido tan bonito.
Oh, que guapa estás esta noche
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Eres lo que un hombre necesita.
¿Sabes lo que quiero decir, ehr? Tu.
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-Si eres buena, cuando vaya a París te
voy a comprar un sombrero grande
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Con un pluma muy bonita y larga