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¿Qué importa si era un ladrón?
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- No se mata a un hombre por eso.
- Estaba desesperado.
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¿Sí?
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Intentó conseguir dinero todo el día.
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Y se reía, pobrecillo.
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Y tenía que matarlo
un hombre como Preysing.
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¿Sabe? Preysing no me gustó
desde el principio.
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¿Qué tenía que ver con él?
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- Dinero.
- Dinero.
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- No lo entiende, ¿verdad?
- Sí.
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- ¿De veras?
- Sí.
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Yo podría cuidarla,
Srta. Flaemmchen, si me dejara.
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Tengo bastante dinero.
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Hay 10.200 marcos en esta cartera...
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y 3.400 que gané anoche.
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Eso puede durar mucho tiempo.
Y podría ganar más. Podríamos viajar.
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- ¿ Viajar?
- Sí, a París.
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- Siempre he querido ir a París.
- Adonde quiera. Mire.
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Le daré este dinero
que gané anoche. 3.400,
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- y más adelante tendrá más.
- ¿Más adelante?
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Sí, cuando yo...
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Estoy enfermo, Flaemmchen.
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No viviré mucho. ¿Se quedará conmigo?
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¡Tonterías! Encontraremos a un médico
que le curará.
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- Hoy día lo curan todo.
- ¿Eso cree?
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Por supuesto. Ya verá. Tenga.
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¿Cree que lo pasaría tan bien conmigo...
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como con Preysing?
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- Por supuesto.
- ¿En serio?
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- Sí.
- ¿Le gusto más que él?
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Es usted un buen hombre, Sr. Kringelein.
Un hombre muy bueno.
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¿Sabe? nunca imaginé que me encontraría
con algo tan hermoso.