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Hay veintidós.
Wash, tenemos que hacer algo.
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Y te has estado paseando por aquí
condenando el uso de armas de fuego.
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¿Adónde dijiste que fue
el alguacil Keogh?
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- ¡No te lo dije!
- Dejó todos sus papeles desordenados.
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No es porque seas un cobarde,
porque sé que no lo eres.
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- Papeles privados--
- Escúchame, hijo.
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Soy más viejo que tú.
Era un buen amigo de tu padre.
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- Cuando estábamos juntos--
- Olvida los conejos, los papeles--
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- ¿ Y? Los conejos se olvidan fácilmente.
- Sí, pero el oro no.
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¡Me da igual lo que averigües,
maldita sea!
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No he visto nada como tú
desde la última vez que me emborraché.
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Las serpientes verdes y los búfalos rosados
puedo explicarlos.
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Pero tú tienes que hacerme caso.
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- Bien. ¿Qué te preocupa?
- Es lo que intento decirte.
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Tienes que comportarte
como espero que te comportes.
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- ¿ Y el alguacil?
- Se fue del pueblo.
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Y-- Espera. Soy yo.
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¡Unos tipos vinieron a robarnos el rancho
y dispararon contra mis papás!
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¿Oíste eso? Hay tiroteos
todo el tiempo en este pueblo.
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- ¡Vamos, aprisa!
- ¿Para qué me quieres a mí?
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¡Ah, claro! ¡Claro!
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Muéstrame tu rifle, hijo.
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Es casi tan grande como tú.
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- Es Thomas Jefferson Destry, ¿verdad?
- Exacto.
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- Soy Eli Whitney Claggett.
- Encantado de conocerte.
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He oído hablar de su papá y de Ud.
toda mi vida.
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Siempre que jugamos
a indios y vaqueros, yo soy su papá.
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Pues no podrías ser nadie mejor.
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Seguro que ha matado a muchos hombres
cumpliendo con su deber.
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- Vete, hijo. Enseguida te alcanzo.
- ¿Me dejas que me encargue yo?
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- ¡Sí, puede usarlo!
- De acuerdo.
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- ¿ Ves, Tom? Hasta ese muchachito.
- Me recuerda a uno que conocía.
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Mató a su padre y a su madre
con una palanca.
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- ¡No!
- Sí.
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El juez le dijo:
''¿Tienes algo que decir en tu defensa?''
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Y el muchacho dijo: ''Sólo espero
que Su Señoría tenga en cuenta...
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los sentimientos de un pobre huérfano''.
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¿Sabes? Eso me recuerda--
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¿Por qué no regresas a Omaha?
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- Te acompañaré.
- ¿Para qué?