Ninotchka

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¿Qué pasa, Anna?

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Sabes que te conté
que PavIov y yo vamos a casarnos...

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cuando éI regrese de Ias maniobras.

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¿Sería mucho pedir si...?

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-¿Quieres esto?
-SóIo para Ia Iuna de mieI.

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-Te Io regaIo para siempre.
-Ninotchka.

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Gracias. Muchas gracias.

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Nunca oIvidaré Io que has hecho.

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¡Y esta noche voy a tocar esa cadencia !

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...individuos, sí. Como átomos
en el universo de la Rusia Soviética.

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...y 30 millones de campesinos,
el 85% de la población...

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...en un automóvil
y el muzhik en un tractor...

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y luego dejan que los capitalistas
traten de mantener...

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No hay música.

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Ninotchka.

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¡BuIjanoff, Iranoff y KopaIski!
¿Cómo están, sabandijas?

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Bueno, estamos de vueIta en casa.

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Como se sueIe decir,
no hay Iugar como eI hogar.

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Sí, y debemos enfrentarIo.

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No habIen así, sóIo deben adaptarse.

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-Seamos vaIientes.
-VaIientes, eso es.

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-Vengan a sentarse.
-Festejemos que estamos todos vivos.

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Se Io debemos a Ninotchka.

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Si no Ie hubieras dado un informe
tan bueno aI comisario Razinin...

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-¿quién sabe qué habría pasado?
-Yo te Io puedo decir.

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OIvidemos todo,
saIvo que estamos juntos.

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-Sí, hagamos eso.
-Es una verdadera reunión parisina.

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Si cierran Ios ojos y escuchan
nuestras voces, podríamos estar en París.

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No cerremos Ios ojos. Aquí también hay
muchas cosas buenas que ver.

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Mira qué Iinda adornaste Ia mesa.

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Sí, qué encantador.
Y qué habitación maraviIIosa tienes.

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-¿Cuántas famiIias viven aquí contigo?
-SóIo yo y otras dos chicas.