:17:01
No se gana, pero se
aprende de la vida.
:17:03
Suponía que no fue por
correspondencia.
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¿Por qué toma té? No es
inglesa, ¿verdad?
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No, de California.
Nací en Los Ángeles.
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Dicen que los de California
vienen de una isla.
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-Señor Neff, yo...
-Llámeme Walter.
:17:20
-Walter.
-Mejor.
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Walter, en estos seguros,
¿es alta la comisión?
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El veinte por ciento,
¿por qué?
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Podría proporcionarle
alguna otra cosa.
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-Acepto encantado.
-Lo digo por mi esposo.
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Siempre está en los
campos petrolíferos.
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-Es muy peligroso.
-Si es jefe, lo dudo.
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No está sólo en su despacho.
Trabaja con perforadoras.
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Estoy preocupada.
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Teme que alguna noche le
aplaste una piedra.
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-Por favor, no diga eso.
-Le da miedo.
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El otro día se rompió una tubería
y alcanzó a un capataz.
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-Le rompió la columna.
-Lamentable.
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Sólo de pensarlo me
echo a temblar.
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Podría ocurrirle a mi esposo.
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-Sí, claro.
-Mire...
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...¿no debería tener un seguro
de accidente?
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¿Qué clase de seguro
le convendría?
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Uno que cubra médico,
medicinas y hospital.
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Indemnización semanal de
125 y unos 50.000 de capital.
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¿De capital? ¿Y eso qué es?
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En caso de defunción.
No debí decirlo.
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Al fin y al cabo
es su profesión.
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Su esposo lo entendería.
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Seguro que puedo hacerle
un seguro de accidente.
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-Dígale que hable conmigo.
-Lo intentaré, pero es reacio.
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Siempre suele ser así.
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Tiene muchas preocupaciones. Se
niega a escuchar lo que no sea...
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...un partido de béisbol.
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A veces nos pasamos la noche
sentados sin hablar.
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-¡Qué aburrimento!
-Me siento y hago punto.
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¿Para eso se casó?
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Quizá sólo sea porque me
sostiene el ovillo.
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Si se cansa... pero conmigo
no haría punto.
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-¿No?
-Se lo aseguro.