1:43:15
Muy gratificante.
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Y el obispo decía que no sabía predicar.
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Creo que he dicho una gran verdad.
Ojalá hubiera estado aquí.
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Padre, ahora que prácticamente
nada en la abundancia,
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¿podría darme medio dólar?
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¿Para qué?
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El padre O'Dowd y yo habíamos pensado,
con su permiso, jugar mañana al golf.
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Necesito una pelota nueva.
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Si la pierdo, renunciaré al golf. Lo dejaré.
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Coja 50 centavos. No.
Cójalos de la cofradía de las mujeres.
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Nunca hacen cuentas.
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¿Podría comprarle otra al padre O'Dowd?
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- ¿Es necesario?
- Puedo conseguir dos de segunda mano.
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Déle los 50 centavos.
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- Debería venir con nosotros.
- No hace falta que juegue.
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Venga a dar una vuelta.
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- El aire fresco le hará bien.
- Puede ser nuestro metiche.
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- ¿Su qué?
- Metiche.
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- ¿Qué es un metiche?
- Como el que mira por encima del hombro.
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- ¿Viene?
- Un poco de aire fresco podría venirme bien.
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- También le compraremos una bola.
- Por supuesto.
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Hay muchas setas por aquí.
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- ¿Adónde ha ido ésa?
- Por allí.
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A ver si lo entiendo.
Si mete la bola en el hoyo...
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- con menos golpes que el padre O'Dowd...
- Gano.
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¿Así que hay que contar
el número de golpes?
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Así es, Padre. Échese a un lado.
Le toca jugar a él. Cuidado.