:55:20
Sí, Sra. Strauss.
Sí, sí, sí, sí.
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- ¿ Y nuestras cervezas?
- Enseguida, señor alcalde.
:55:26
Debo colgar, Sra. Strauss.
Hasta luego.
:55:30
No lo sé.
No lo sé.
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¿Por qué siempre me preguntan
dónde están sus maridos?
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- ¿Qué estás murmurando?
- Strauss no llegó a su casa ayer.
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- Su esposa está preocupada.
- Seguro se embriagó anoche.
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- No lo creo.
- ¿Por qué no?
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Ullman tampoco llegó a su casa anoche.
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- Y tampoco Born, el tendero.
- Eso es extraño.
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Si alguien no llega a su casa,
no pasa nada.
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Pero cuando tres hombres
desaparecen en una noche...
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sobre todo en una ciudad pequeña
como Visaria, uno se preocupa.
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¡Inspector!
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Encontré a Herr Born en el bosque.
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- Está muerto.
- ¿Muerto?
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- ¿Qué piensa usted, doctor?
- La vena yugular está cortada.
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No cortada, sino arrancada,
con unos dientes poderosos.
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- Un hombre lobo.
- ¿Hombre lobo?
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- ¡Dios nos ayude!
- ¡Debo avisarle a mi familia!
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¡Schwartz, Meier, regresen!
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Les prohíbo que esparzan semejantes
habladurías. ¿Qué vamos a lograr?
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¿Que se vayan todos de Visaria?
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Me avergüenzan por creer
en esas supersticiones tontas.
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- Entonces, ¿cómo explica eso?
- ¿ Y qué dice de Strauss?
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¿ Y Ullman?
¿Qué les sucedió a ellos?
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Si hay un hombre lobo,
todos deben saberlo.
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- Claro.
- Nuestros hijos no están a salvo.
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¡Si hay un hombre lobo,
vamos a buscarlo!
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¡Sí! ¡Busquen al hombre lobo!
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¡Está bien!
Organicen sus partidas de búsqueda.
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El inspector encabezará un grupo:
Schwartz, otro: Y Meier, el tercero.
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Encuentren a su hombre lobo.