:29:01
Porque el mando lo asumo yo.
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- ¿Desde cuando?
- Desde este momento...
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...y si a alguien no le gusta que
salte y se vaya nadando a las Bermudas.
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- ¿Qué me decís?
- Acepto.
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- Y yo. Usted señorita ¿qué opina?
- De acuerdo.
:29:13
Sí, señor.
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- Si los demás están de acuerdo.
- De acuerdo, camarada, ¿cuál es el rumbo?
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Bien, pues...
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- Stanley, ¿tu qué dirección decías?
- Por allí.
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Dice que seguir por allí
es perderse mar adentro.
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Insiste en que el rumbo de
las Bermudas es este otro.
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Seguiremos este rumbo.
Stanley, coge el timón.
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Sí, sí señor.
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Cuidado.
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Incluyendo los países escandinavos.
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- ¿Cómo van esos ánimos, Connie?
- Fatal, y no es por el mar...
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...sino por mi máquina de escribir. Me
acompañó a todas partes, Roma, Berlín...
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Bueno, deja ya de lamentarte.
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Tengo motivos de sobra. Poco a poco me
van despojando de todo lo que poseía.
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Primero mis medias que eran
preciosas, luego la cámara.
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Lo de menos es la cámara, lo que me
importa es la película que llevaba.
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Cada vez que lo pienso me pongo enferma.
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¿Recuerdas el boom que siguió a la
Primera Guerra Mundial?
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Pues al lado del boom que va a seguir
a esta, el otro va a parecer una brisa.
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Después desapareció mi manta de
viaje, luego mi abrigo de piel...
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- ...y ahora mi máquina de escribir.
- Fíjate en China por ejemplo.
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400 millones de clientes
esperando a encargar sus pedidos...
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...en el momento en que se firme la paz.
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Nunca debí viajar en
barco. Debí tomar el avión.
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Lo mismo digo, a estas
horas ya estaría en España.
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¿España? ¿Iba usted por
el Departamento de Estado?
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¿Departamento de Estado?
No, iba por C.J. Rittenhouse.
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- ¿Para qué?
- ¿Para qué? Pues mi querido amigo...
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Cállate Ritt, la GPU...