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¡Oh, tía Martha!
Me asustaste.
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Lo siento, Phyllis.
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Oí que estabas levantada...
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y quise venir
a desearte las buenas noches.
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¿Qué cosa es eso?
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Es un farol.
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Pero ¿por qué lo colgaste allí afuera?
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Para que los perros
dejen de hacer tanto ruido.
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Han estado molestando toda la noche.
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- Vamos. Puedes decirme la verdad.
- ¿De qué hablas?
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Conozco esa superstición escocesa
de colgar un farol encendido...
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si los perros aúllan,
para ahuyentar a los malos espíritus.
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Eres demasiado inteligente
para creer en algo tan tonto.
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¿Sí? Lo dudo.
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- Por supuesto que lo eres.
- ¡Déjala allí!
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Pero ¿por qué?
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Porque quiero que esté allí.
¿No es razón suficiente?
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- Como digas, querida.
- ¡Espera!
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Tía Martha, lo lamento.
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Es que estoy muy nerviosa.
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Esos perros y sus constantes aullidos
me están sacando de quicio.
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Y las cosas que han estado ocurriendo
en el parque...
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Pobre niña.
Estás realmente angustiada, ¿verdad?
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No permitas que esto
te haga sufrir así.
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Métete en la cama, ahora.
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Iré abajo a buscar
leche tibia para ti.
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Dormirás tan profundamente
que no oirás a los perros.
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Vamos, a la cama.
:13:53
Regresaré en un minuto.