:44:00
- Lo acabo de hacer.
- ¿Qué?
:44:02
- He comprado joyas, diamantes.
- ¿Dónde?
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Tranquilo,
me las ha vendido el esposo de Vicki.
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Los que acaban de irse.
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¡Pero, querida!
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Así no se compran joyas.
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Es perista,
vende auténticas gangas.
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He comprado unos diamantes enormes,
180 quilates por 20.000 francos.
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Con eso no compras ni cristal.
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Te aseguro que no es cristal.
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- ¿Cómo lo sabes?
- ¿Estás loco?
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- Déjame ver.
- Si me han estafado...
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Yo te diré
si te han estafado o no.
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¡Justo lo que pensaba, falsos!
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- ¿Qué?
- ¡Es cristal, boba, cristal!
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- Tengo que coger el de las 8 h 15.
- ¡Pero si acabas de llegar!
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Soy el capitán, no puedo abandonar
el barco mientras lo reparan.
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Está en dique seco.
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Y yo aquí sola,
sin ni siquiera una sirvienta.
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- No puedo hacer nada.
- ¿Entonces, para qué has venido?
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Para salvarte de ladrones, timadores,
gente que intenta robarte.
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Haré que los metan en la cárcel.
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No, tú creías estar comprando
artículos robados.
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Eso es lo te pasa
por ser deshonesta.
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Has gastado 200.000 francos.
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¿Y para qué? Para nada.
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Lo único que tienes es esta casa.
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Y te la quitarán,
si te implicas en un juicio.
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- ¡No lo harán!
- ¡Sí!
:45:33
No,
la he puesto a tu nombre.
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La primera cosa
inteligente que haces.
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Querían embargarme la cuenta.
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- ¿Embargarte el qué?
- Tranquilo, no pudieron.
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Saqué todo mi dinero
y lo tengo escondido.
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¿Aquí, en casa?
:45:53
Bueno...
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No importa,
nadie lo encontrará, ni siquiera tú.
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¿Ves como eres una desconfiada?