:03:00
Siempre creí que eras rubia.
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Por lo que piensas en mí,
podría ser calva.
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Un sándwich de jamón.
¿Me has echado de menos?
:03:08
Si no te echo de menos yo,
¿quién lo iba a hacer?
:03:11
Seguro que Bailey
no te echa de menos.
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Ni tú tampoco.
:03:15
Ella es tu chica
y él no es mi hombre.
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Yo sólo veo lo que veo.
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¿Seguro que no ves lo que oyes?
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En este mostrador me entero de
todo lo que pasa en la ciudad.
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Sólo digo lo que veo.
Van a pescar juntos cada día.
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Viglla el sándwich.
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Hay dos cosas que
huelo a distancia:
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Una hamburguesa quemada
y un romance.
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Tienes un cliente.
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- ¿Qué va a tomar?
- Café.
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- ¿Nada más?
- Con leche.
:03:43
- ¿Dónde has estado?
- En los Ángeles.
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- ¿Café?
- No, gracias.
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Primero te tenía a ti.
Ahora te tiene a ti y a Bailey.
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Y yo cada día más vieja.
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Gracias, Marny.
Hasta luego.
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- No sé qué he dicho.
- Lo suficiente.
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Parece que la gente no quiere oír
lo que debería saber.
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Ese es el problema de este mundo.
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Quizá estás en el lado
equivocado de la barra.
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- Dime una cosa.
- Creo que no debería.
:04:15
- ¿Ese Bailey es el de la gasolinera?
- ¿Le conoces?
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Le vi una vez.
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Si sigue con la chica de Jim
pronto nadie le conocerá.
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- ¿Ves a ese Bailey muy a menudo?
- Sí, cada día.
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Me preguntaba
qué sé habría hecho de él.
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Y pasando por aquí
veo su nombre en un letrero.
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El mundo es muy pequeño.
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O el letrero muy grande.