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¿Qué pasa, Campbell? Todavía nos faltan
tres horas para detenernos.
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Dunson dice que se va.
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- ¿En serio? ¿Se va?
- Lo hago.
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No puede hacerlo. Firmó un contrato.
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- Se comprometió a...
- No firmé nada, si no me quedaría.
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Si recuerda bien, me uní a su caravana
después de que salieron de St. Louis.
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Espere. Como sabe, ésto es territorio indio.
Puede meterse en problemas.
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Estos últimos dos días
hemos visto señales de humo.
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Lo sabemos.
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Están cerca de aquí.
Los puedo sentir.
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En cuanto a usted,
los comanches están a su disposición.
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Pero no sus toros y vacas.
Necesitamos empezar un rebaño en California.
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Tiene razón en una cosa.
El inicio de un rebaño.
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Pero voy a empezar mi propio rebaño.
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He observado la tierra hacia el sur
desde que salimos de Salt Fork.
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Es buena tierra. Buen pasto para las
reses. Me voy al sur donde está eso.
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Es muy bueno con la pistola
para que lo deje irse ahora.
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Entonces soy muy bueno con la pistola
para que discuta conmigo.
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Si yo fuera usted, coronel,
consideraría dejarlo ir.
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Cuando se ha decidido a hacer algo, es
muy testarudo. Ni usted puede cambiarlo.
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Se va al sur. Cuidado con que
no lo pisotee al irse.
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- ¿También se va?
- Coronel, yo y Dunson...
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Bueno, somos yo y Dunson.
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- Dígale que le deseo suerte.
- Buena suerte, coronel.
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- Anoche lo decidí.
- Yo también. Quiero irme contigo.
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- Te mandaré a buscar.
- Sé que tienes trabajo que hacer, Tom.
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Quiero ser parte de eso. Te amo.
Quiero estar contigo.
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- Ahora no.
- Te lo ruego, Tom. Llévame contigo.
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Soy fuerte.
Puedo soportar lo que tú soportas.
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- Es demasiado para una mujer.
- ¿Demasiado para una mujer?
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Abrázame, Tom.
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Abrázame fuerte.
Siénteme en tus brazos.
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¿Soy débil, Tom?
No, ¿verdad?
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Me vas a necesitar.
Necesitarás una mujer.
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Necesitas lo que te puede dar una mujer
para hacer lo que tienes que hacer.
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Oyeme, Tom. Oyeme con la cabeza
y también con el corazón.