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Ya lo hice. Está en tu escritorio.
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Más rápido en un montón de cosas.
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Hasta luego.
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Primera vez en un año
que veo esa sonrisa en su cara...
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excepto el otro día
cuando regresaste a casa.
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- ¿No viste nada más?
- ¿Cómo?
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Esa mirada en su cara cuando
estaba hablando sobre el ganado.
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- Tenía miedo.
- ¿Miedo?
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- Estás loco. Estás chiflado...
- ¿De veras?
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Seguro, seguro.
Yo también estoy asustado.
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Pero he estado aquí
observando y viendo...
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- ¿Viendo qué?
- Viendo a un hombre luchar.
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Luchar con su alma y entrañas
para mantener este lugar.
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Durante catorce años
y le han costado caro.
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Le costó una mujer.
La única mujer que siempre quiso.
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- Sí.
- Sí. Tú lo sabes.
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Le costó poner a siete en sus tumbas.
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Hombres que trataron de arrebatarle
este lugar, pero que no eran duros.
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Conoce esa clase de lucha.
¿Qué más?
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Luego llegó la guerra
mientras estabas ausente.
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Aprendió un montón de cosas
por sí mismo.
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Aprendió que un rancho no es
sólo ganado, sino que es dinero.
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Pero la guerra se llevó
todo el dinero del sur.
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No sabía sobre el dinero.
Nunca lo tuvo. No sabía qué hacer.
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O sea que no sabe con quién luchar.
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Así es.
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Ha estado esperándote para que viajes
al norte con todo el ganado.
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Nunca antes se ha hecho.
Diez mil cabezas de ganado camino a Misuri.
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- Podríamos hacerlo.
- Nosotros...
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Me alegra que hayas vuelto a casa
porque...
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Bueno...
:23:39
Estoy contento de que hayas vuelto a casa.
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¡Suéltalo!