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Pero antes de que lo oigan tergiversado
y desproporcionado...
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antes de que esos columnistas de Hollywood
pongan sus manos sobre ello...
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quizás les gustaría escuchar los hechos...
toda la verdad.
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Si es así, han venido
al lugar indicado.
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Verán, el cuerpo de un hombre joven
fue encontrado...
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flotando en la piscina
de su mansión...
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con dos disparos en la espalda
y uno en el estómago.
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Nadie importante, en realidad.
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Sólo un escritor de guiones con un par
de películas de serie B en su haber.
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El pobre idiota.
Él siempre quiso una piscina.
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Bueno, al final
consiguió su piscina...
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sólo que el precio resultó ser
un poco alto.
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Retrocedamos unos seis meses y
encontraremos el día en que todo empezó.
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Yo vivía en un edificio de apartamentos
entre Franklin e Ivar.
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Las cosas iban mal entonces.
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No había trabajado para un estudio
desde hacía mucho tiempo.
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Así que estaba allí sentado, escribiendo
historias originales, dos por semana.
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Sólo que parecía haber perdido mi toque.
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Quizás no eran lo suficientemente originales.
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Quizás eran demasiado originales.
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Todo lo que sé es
que no se vendían.
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Va.
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- ¿Joseph C. Gillis?
- Así es.
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Hemos venido por el coche.
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¿Qué coche?
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Un Plymouth descapotable de 1946,
matrícula de California 40-R-116.
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¿Dónde están las llaves?
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¿Por qué iba a darles las llaves?
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Porque la compañía ya le ha
hecho el juego suficiente tiempo...
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porque se ha retrasado tres letras,
y porque tenemos una orden del tribunal.
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Ahora, venga. Las llaves.
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¿O quiere que lo carguemos en una grúa
y nos lo llevemos?
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Relajaos, amigos.
El coche no está aquí.