Hans Christian Andersen
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- ¡Espérame, Hans! Por favor.
- Date prisa. ¡Venga!

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Gracias.
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La próxima vez, no llegues tarde.
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Ayer, Matilda era la sirena malvada,
la princesa del mar helado.

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- ¿Os acordáis?
- Sí.

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Hoy, como os prometí...
Siempre cumplimos las promesas, ¿no?

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¡Sí!
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- Hoy, como os prometí, será la...
- ¡Reina de China!

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¿Habéis traído un vestido
para la reina de China?

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¡Tú dijiste que lo traerías!
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Bueno.
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Por favor, señoras y señores.
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Si no podemos tener una reina,
tendremos un rey.

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Es muy sencillo.
Le pondremos la corona de medio lado.

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Era un rey muy alegre
y llevaba así la corona. Ahora...

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No miréis.
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Ya está.
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¡Larga vida al rey!
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¡Larga vida al rey!
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No es un rey.
Es una reina con bigote.

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Muchos reyes son reinas con bigote.
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- Para nosotros, será un rey, ¿verdad?
- ¡Sí!

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Como no tenemos un traje para el rey,
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este cuento trata de un rey
que no tenía ningún ropaje

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y de un niño
que sólo creía lo que veía.

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¡Eres tú!
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Un día, dos truhanes visitaron al rey
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para venderle lo que, según ellos,
era un traje mágico.

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Al rey le enloquecían los trajes nuevos,
así que quiso verlo.

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Pero no había ningún traje.
Los bribones alzaron así las manos


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