Hans Christian Andersen
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:17:03
- Hola, Hans.
- Hola, Peter.

:17:06
- ¿Qué tal el paseo por el río?
- Perfecto.

:17:09
¿Ha venido algún cliente?
:17:12
Ni uno. Cada vez viene menos gente.
:17:17
¿Y si nos vamos a una ciudad,
donde los zapatos se gastan antes?

:17:21
¿Para estar en el taller todo el día?
Ni hablar. Me gusta que venga poca gente.

:17:26
Aquí tenemos tiempo para todo.
:17:29
A eso me refiero, Hans.
Los zapatos no se gastan y nadie se va.

:17:33
Nadie del pueblo
ha ido a Copenhague, ¿verdad?

:17:38
Cierto, pero ¿para qué?
Yo nunca pienso en Copenhague, ¿y tú?

:17:42
¿Yo? ¿Cómo te imaginas Copenhague?
:17:48
Qué curioso, ahora que lo dices.
Antes pensaba mucho en Copenhague.

:17:54
Me inventaba historias increíbles
sobre el viaje.

:17:57
A tu edad,
pensaba mucho en Copenhague.

:18:01
A mi marido le aprietan los zapatos.
:18:03
- Crujen y el izquierdo no le está bien.
- No se queje, Sra. Burda.

:18:09
A veces pienso
que los zapatos tienen vida propia.

:18:12
Los que crujen
no quieren irse del taller

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y a los que aprietan
no les cae bien su dueño.

:18:19
Anda, Hans, arregla los zapatos.
Bastantes preocupaciones tengo ya.

:18:23
Si le duelen los pies al Sr. Burda,
nos saca a todos de quicio.

:18:27
Hans, ¿qué historias te inventabas
sobre Copenhague?

:18:33
Soñaba que tenía
la mejor zapatería de Copenhague.

:18:39
Yo no era un zapatero remendón.
Los clientes tenían que pedir cita.

:18:44
Les miraba la cara
antes de mirar los zapatos

:18:48
y, si no me caían bien, no les atendía.
:18:50
¿Sabes que la gente...?
:18:52
¿Adónde vas? ¿No quieres oír el resto?
:18:58
- ¿Y eso?
- Tu maleta. Ya está hecha, Hans.


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