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¿Por qué es cuestión de vida o muerte
llamar a un zapatero ahora?
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Porque tienes una bailarina tan testaruda
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que tengo que darle un castigo ejemplar
delante de toda la compañía.
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Qué mal huele ese perfume.
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- Señor, sé dónde...
- ¡Márchate!
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No se saldrá con la suya.
La conozco mucho mejor que tú.
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- Muy bien. La conoces...
- Otto, el ballet está a medias.
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Sin zapatero, no hay ballet.
Te lo garantizo, Otto.
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- Sé dónde hay un zapatero, señor.
- ¿Cómo dices?
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Que sé dónde hay un zapatero, señor.
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¿Dónde?
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- Necesitará influencias.
- ¿Influencias?
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Con la policía. Démonos prisa, señor.
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¡Sé dónde hay uno ahora mismo!
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- Hola.
- Hola.
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- ¡Hola!
- ¡Hola!
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¿Estás solo?
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En cierto modo, sí.
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- ¿Tienes miedo?
- ¿Cómo?
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- ¿Tienes miedo?
- ¿Miedo? No.
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Nadie está totalmente solo, ¿lo sabías?
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De hecho, espero una visita.
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¿Quieres que te presente?
¿Estás segura?
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¿Totalmente segura?
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No te vayas.
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Mira.
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¿A que es guapa? Se llama Pulgarcita.
Saluda, Pulgarcita.