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Dos horas para herrar un caballo.
Y aún no está listo.
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Es bueno este Marcus Brutus. Escucha...
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"Los aristócratas tiranos
dominan todo lo viviente...
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"y lo aplastan bajo sus pies
cual uvas en un lagar."
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- Traición.
- "Se los advierto.
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"El pueblo pondrá fin
a la plaga de los privilegios."
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El hombre tiene
el peligroso don de la elocuencia.
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Regresan mis hombres.
Diles que hagan menos ruido.
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El caballo gris que está en el patio
es suyo.
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- Sí.
- ¿Su nombre es de Valmorin?
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Philippe de Valmorin, de París...
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que ha predicado la traición
por toda la ciudad.
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Él es Pierre Duval, de Limoges,
y se dirige a Rouen para ver una catedral.
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- No hablo con usted.
- Pero yo con usted, sí.
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- Somos arquitectos del sur.
- Son los traidores que buscamos.
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No, él no. No tuvo nada que ver.
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- ¿Nada que ver con qué?
- Con nada semejante a una traición.
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- Vamos. Se nos hace tarde. Discúlpennos.
- ¡Deténganlos!
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- Quedan arrestados.
- Un momento, Chabrillaine.
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- ¿Ocurre algo?
- Son ellos, mi señor.
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Él se hace llamar Marcus Brutus.
Su verdadero nombre es de Valmorin.
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- Su nombre es Pierre Duval.
- ¡Silencio!
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Vaya, Duval...
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es un placer volver a verte. ¿Cuánto pasó?
Casi cinco años.
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Disculpa que no te reconociera antes...
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pero, la última vez que te vi eras un niño,
y ahora eres un hombre.
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¿Cómo está tu querida madre?
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- Bien, señor.
- ¿ Y tu padre?
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Bien, también, señor.
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Dime, ¿aún toca Vazique?
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De vez en cuando. Sí, señor.
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Sé tan amable de enviarle mis saludos.
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Sargento. lmagino que sus hombres
han de tener sed.
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Encárguese de que puedan saciarla.
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- Mi señor, no tenía idea.
- Fue una confusión de identidad.
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Mesonero, vino para mis amigos.
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Así que te confundieron
con Marcus Brutus.