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Silencio ! ¡ Escuchadme !
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¡ Silencio !
Escuchemos lo que tiene que decir.
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¿ Kiyomori,
nos entregarás a los criminales ?
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Tokitada y su compañero están ahí.
Ellos vienen a entregarse.
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Pero la pena debe ser compartida.
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Vuestros hombres también
se han buscado la querella.
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Si cogeis sólo a los dos,
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los palanquines responderán por ello.
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¡ Estais loco !
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¡ Hasta el emperador los respeta !
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¡ Arrodillaos ! ¡ Sacrílego !
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¡ Cállate, Monje !
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¡ Los dioses no persiguen
a los hombres !
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Los palanquines
pueden ser sagrados.
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Pero en vuestras manos, canallas,
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están mancillados.
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¡ Y son las armas del demonio !
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¡ Palabras impías !
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¡ Portan los espíritus de los
emperadores tras muchos siglos !
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¡ Serás enviado a los infiernos !
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¡ El pecado te habite
y morirás con él !
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¡ Atended bien !