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Vamos a ver los jardines.
No hace falta molestar a la gente.
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¿ Por qué no vive en un sitio así?
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Los palacios son para los nobles.
Sólo somos gente corriente con dinero.
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Eso es más propio de su madre.
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No somos tan diferentes.
Unos cuantos años y la gramática.
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Y las joyas.
Usted no lleva nunca ninguna.
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No me gustan
las cosas frías sobre la piel.
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- Mande inventar diamantes calientes.
- Prefiero las emociones más tangibles.
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- ¿ Qué es lo que más le emociona?
- Aún no lo he encontrado.
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Ibamos a visitar los jardines.
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Me interesaba la arquitectura.
Mediterránea, fin de siglo, ¿no?
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Aún no me ha hablado de su mujer.
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- No he tenido tiempo de casarme.
- No parece que le agobie el tiempo.
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¿ O sólo prefiere acumular
experiencias en su diario?
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¿ Como el nombre de esa francesa
que se encontró en el agua?
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- Parece ser una cazadora de maridos.
- No estoy celosa.
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Sólo decepcionada por su pobre
imaginación. Jovencitas francesas.
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Seguro que la tiene atontada,
el magnate de la madera de América.
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Seguro que le dijo
que sólo tenía secuoyas.
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Me sigue sonando a celos.
No se avergüence. Desahóguese.
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- Usted es un poco egoísta.
- Combate el fuego con fuego.
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- ¿ Srta. Stevens?
- ¿ Sí, Sr. Burns?
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- ¿ Sabe lo que pienso?
- ¿ Sobre qué?
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- Sobre usted.
- No me importa demasiado.
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Dígamelo.
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Es una mujer insegura y mimada
que sabe que atrae a los hombres,
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pero no sabe si lo que les atrae
es usted o su dinero.
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- Puede que nunca lo averigüe.
- ¿Alguna otra cosa?
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Necesita algo que no tengo
tiempo ni intención de darle.