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¿La princesa real?
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-Te encuentra atractivo, y quiere verte.
-¿A mí?
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Sí. Te encuentra más que
apuesto, más que seductor.
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Dile que gracias, pero
que sólo estoy de paso.
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Uno no le rehúsa a una princesa...
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-No de ordinario, pero verás...
-¿Puede que quieras a otra?
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-Sí, hay alguien.
-Giacomo, ¿Podrías mirarme al ojo?
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-¿Ojo?
-Me causa molestias.
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Pensé que el gran Giacomo
tendría conocimientos de ciencia.
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¿Ciencia? Bueno, sí, poseo muchos
conocimientos científicos. ¿Cuál ojo?
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Ambos. Míralos ambos. Más de cerca.
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Más hondo. Más hondo...
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Colas de lagartos, orejas de cerdo,
cogotes de pollos en salmuera,
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tus ojos y los míos entrelazados,
tu voluntad quebrada, ¡Eres mío!
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-Repite: "No soy nada, y tu eres mi ama".
-No soy nada, y tu eres mi ama.
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-¡Quédate ahí, necio!
-¡Quédate ahí, necio!
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-¡Silencio!
-¡Silencio!
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-Estás en mi poder y obedecerás todas mis órdenes.
-...órdenes.
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Y recuerda: A un chasquear de mis
dedos te puedo desencantar, así:
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¡Y encantarte de nuevo,
así! ¿Has entendido?
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Sí, mi ama. Puedes
encantarme y desencantarme.
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Escucha bien: antes que nada, debes convencer a esa chica de
que este es un milagro, que has sido enviado por los dioses.
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Debes ir a su aposento y adamarla.
¡Ve y corteja a la princesa!
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De inmediato.¡Espera! ¡No así!
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Eres una figura de romance,
de espíritu y de acción,
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pero también humilde y dulce. Un
hombre de acero con alma de poeta.