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Son órdenes.
Perdería mi empleo.
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Lo que perderá si no se calla
son las muelas.
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-Suélteme.
-lmbécil.
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Vamos deprisa.
Oiga, ¿por dónde se llega a los botes?
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Por donde quiera, amigo.
Todos los caminos van a Roma.
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Sigamos buscando.
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No... no...
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No quiero, no.
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Señora, no hay más remedio.
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Vamos, Lottie, por el amor de Dios,
no tengas miedo.
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Encontraré sitio en otro bote.
Obedece, Lottie.
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Robert, no puedo soportarlo.
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Siento que no lleguemos
todos juntos a Filadelfia.
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Es una verdadera contrariedad.
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No quiero dejarte aquí.
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A Henry no le importará que
nos retrasemos un día, pero dos sí.
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No me voy, Robert.
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Mi vida...
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Nunca pensé que me viera obligado
a pedirte que me obedecieras.
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Pero ahora tienes que hacerlo.
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lrás con los pequeños porque
debemos acatar las órdenes.
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Ya verás como no me ocurre nada.
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-¿Estás seguro?
-Claro que sí.
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Haga el favor, señora.
Yo ayudaré a los niños.
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-Sed obedientes y cuidad de mamá.
-Sí, papá.
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Venid, pequeñas.
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Adiós, hijo mío.
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Ven, niño.