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Hasta hace poco...
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ésta era una ciudad tranquila
y pacífiica. ¡Y ahora, este Vargas...
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¡Sr. Grandi!
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Dijo que tenía algo para mi esposo,
¿no es hora de que me lo dé?
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¡Creo que es hora de que su esposo
deje en paz a mi hermano!
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Es un consejo.
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Eso es lo que tengo para él.
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Entonces, ¿ya terminó
nuestra entrevista?
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- ¿Soy libre para marcharme?
- ¿Libre?
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Nadie la retenía aquí a la fuerza,
Sra. Vargas.
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Nadie le puso la mano encima.
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Sólo vino a hacernos
una pequeña visita.
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Bueno...
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Adiós a todo el mundo.
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Quinlan, no podemos cruzar a México
así como así.
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- Miles lo hacen todos los días.
- Son turistas.
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¿ Y qué? Somos turistas.
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El capitán quiere saber quién era
la chica que acompañaba a Linnekar.
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Era una de las bailarinas
del cabaré. Creo que ya se lo dije.
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- Me lo dijo Pete en el rancho.
- Exacto.
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Y yo le dije que quería ver
a todas las bailarinas del cabaré.
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Estamos en territorio mexicano.
¿ Qué podemos hacer aquí?
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No está prohibido que los turistas
hagan preguntas, ¿eh, Sr. Vargas?
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Oye, ¿adónde fue?
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- Susie, ¿dónde diablos estabas?
- Mike, cariño.
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- ¿ Qué ocurrió?
- Espera a que te lo cuente.
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Es de locos.
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- ¿ Quién es esa mujer?
- Su esposa.
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Vaya, ¿qué les parece?
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Tampoco tiene aspecto de mexicana.