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Apaga los electrodos rápido.
No nos distinguen de los demás.
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Es difícil encontrar algo
cuando no sabes lo que buscas.
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- Tampoco creo que el teniente lo sepa.
- ¿ Y qué hacemos aquí?
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Hace una hora que acabó mi turno.
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No me hagas esas preguntas.
Soy un pringado igual que tú.
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¿ Qué crees que fue ese ruido?
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No es más raro que el resto
de cosas que han sucedido aquí.
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Espíritus, como dijo
el viejo granjero Caulder.
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Puede.
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Los únicos espíritus que vio aquella
noche fue los que salían de su aliento.
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No olvides a la señora
Trent, ella también los vio.
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Y no le olía el aliento a nada.
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Estaba histérica.
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Sí, tenía miedo,
estaba en estado de shock.
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Pero no olvides el camisón
rasgado y los arañazos de los pies.
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Si, no había pensado en ello.
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Supongo que por eso es usted
detective y yo aún policía.
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A veces depende de la suerte,
Larry. Mientras tanto vamos...
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- ¿Lo ha oído?
- ¿ Cómo no iba a oírlo?
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- Ha sido raro.
- ¿ Sabe lo que era?
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No más que usted.
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Si no fuera por las ordenes
ya me hubiera ido.
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- Era un platillo.
- ¿ Un platillo volante?
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¿Recuerda el ruido que
oímos la otra noche?
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¿El que nos tiró al suelo?
¿ Cómo iba a olvidarlo?
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Exacto, pero no recuerda el sonido.
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Se equivoca.
El sonido es parecido...
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- ¿Pero qué hay de la luz cegadora?
- ¿No lo sabe?
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Muchas veces los platillos
no brillan ni tienen ninguna luz.
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Eso lo prueba.
¿ Qué más teniente?