:40:02
- ¡Madre mía, ha llovido por dos días!
- ¿Realmente? - Sí.
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el arribé de est de ll, los est del il aclaman
el mouillé. ¡Voilà, voilà Tancrede!
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¡Oh! ¡Pensons el à la joie d'Angelica!
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- ¿Cómo está Ud? - Bienvenido sea.
- Perdoneme estoy empapado.
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- ¡Padre! - Tancredi.
- ¡Que fuego mas bueno!
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Me tome la libertad de traer al
Conde Cavriaghi, de Milán.
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- Udes lo conocieron en Palermo.
- Sí, me acuerdo muy bien.
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- Él estaba con el General.
- ¿Cómo está, Padre? - Carolina.
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- Buenas tardes.
- Yo también le recuerdo.
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¡Estimado Conde, Ud pensaba
que nunca llovió en Sicilia...
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...pues ya lo ha visto, diluvia!
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¡Procure no tomar un catarro aquí,
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...o estará pronto en la cama
con 40 de fiebre!
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¡Mimí! Ve a encender el fuego
en el cuarto de Tancredi.
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Y prepare el cuarto al lado del suyo
para nuestro soldado. ¡Corre,corre!
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Estoy tan contento...
realmente quería verte de nuevo.
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No lo consigues. ¡La última vez
que te vi, estabas vestido de rojo!
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- ¿Qué quieres decir?
- ¿Los Garibaldinos no llevan camisas rojas?
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¿Pero que Garibaldino...?
¡Eso fue hace mucho tiempo!
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Gracias al cielo, ahora somos regulares
de las tropas del Rey de Italia.
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Cuando el ejército de Garibaldi se disolvió,
pudimos escoger entre volver a casa ...
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..o unirnos a las tropas reales.
Escogimos el ejército apropiado.
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Nosotros ya no podríamos
estar de pie...
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¡Eran las personas más horribles de Italia!
¡Y no podrían disparar apropiadamente!
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Ahora, nosotros somos soldados reales.
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¡La gente ya no teme
que robemos sus gallinas!
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Ud lo debe de haber visto.
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¡Cuando nos detuvimos para cambiar
los caballos, solo nombrabamos al Rey...
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...y los caballos aparecían mágicamente!