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¿Aún refunfuñando?
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Los marineros siempre refunfuñan.
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Estos marineros tienen motivo
para refunfuñar.
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No hay agua.
Las manos ampolladas.
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- Deberían usar salmuera.
- ¿Salmuera?
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Endurece la piel.
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Baja a ocuparte de ellos.
Yo me ocuparé del timón.
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Dijiste que podrías ayudarme
un cierto número de veces.
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Hasta ahora, me has dicho
sobre Cólquida.
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Y arrojé a Peleo de su caballo
y lo arrastré por el agua.
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Así que ése era el rey Peleo.
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Sé cuál es tu necesidad.
Marca el rumbo hacia el norte.
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- Llegarás a tierra al mediodía.
- ¿Dónde?
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La lsla de Bronce.
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Jamás oí hablar de ella.
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Ningún mortal la conoce.
Era la fundición de los dioses.
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Hefestos traba jaba ahí,
haciendo armaduras y armas para Zeus.
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Pero no temas.
Hace mucho que Hefestos se marchó.
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Me ocuparé de que lleguen
a la Isla de Bronce.
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Pero escúchame, Jasón.
Escúchame atentamente.
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- Toma el timón.
- Sí, señor.
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¡Desplieguen la vela!
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Llegaremos a tierra al mediodía.
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Entonces podrán llenar sus estómagos
hasta que refunfuñen como sus lenguas.
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Ahora, presten mucha atención.
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Será seguro tomar comida y agua.
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Pero nada más.
Absolutamente nada más.