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y además, no lo quiero!
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- El amor no existe.
- ¡Es un esnob!
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Le das vergüenza tú y donde vivimos.
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Ni siquiera entra en esta casa
cuando viene a recogerme.
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Yo tampoco entraría,
si no tuviera que hacerlo.
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Eres una chica muy hermosa.
Tienes algo que vender.
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Sigue el consejo de tu madre.
¡Véndelo ahora!
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- Ahí está Leonard. Apúrate.
- ¡No, no iré!
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¿Cómo te atreves a rechazar
a un hombre como Leonard Crawley?
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Te digo que tiene dinero.
¡Ahora, ve por él!
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Leonard estaba esperando.
Analicé todo lo que tenía que ofrecerme.
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La casa Crawley,
las caballerizas Crawley...
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los grandes almacenes Crawley...
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pero luego estaba Leonard.
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Leonard Crawley era...
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¿Cómo puedo decirlo?
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Bueno, eso no es justo, supongo.
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Era Leonard Crawley,
un hombre de familia rica.
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- Sienta ese traserito junto al mío, nena.
- Ojalá hubiese dicho yo eso.
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Úsalo siempre que quieras.
Sólo reconóceme el mérito.
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Es más de lo que tú has hecho
por cualquiera aquí.
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Por cierto, dile a tu madre
que envíe el pago del refrigerador.
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Que no piense que se ha librado
sólo porque vamos a casarnos.
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No puede ser tu madre real.
Debieron dejarla en la puerta de tu casa...
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dentro de una jaula
en una noche de tormenta.
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¿Por qué estás empeñado
en casarte conmigo...
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cuando resulta obvio
que no me importas tú...
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ni todas las supuestas ventajas
que tienes que ofrecerme?
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Por eso mismo, nena.
Eres la única chica de la ciudad...
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que no se lanza a mis pies en el lodo
gritando: "Tómame".
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Das la impresión de ser de buena cuna.
Sabe Dios cómo.
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Pero también me darás un heredero...
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y mi madre dejará de darme la lata
con eso de continuar el apellido Crawley.
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¿Hay alguna razón mejor que ésa
para casarse?