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- Esto parece no tener fin.
- ¿Qué ha dicho?
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Nos han atacado los apaches,
bandidos locales,
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filibusteros de Texas,
luego nos liberaron los franceses,
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y ahora la Caballería de Estados Unidos.
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Por desgracia, han llegado tarde.
No tenemos nada que darles.
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Ni comida ni armas ni mujeres.
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Eso es Io que quieren, ¿no?
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Por eso han venido aquí
sin ondear la bandera valiente de su país.
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¿Habla por esta gente?
Usted no es mexicana, ¿verdad?
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Mi marido era el médico de este pueblo.
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Pero también era el médico de los juaristas.
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Muriò ahí, donde ellos murieron.
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He pagado para tener mi sitio aquí.
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Pues Io siento mucho, señora,
pero venimos de muy lejos.
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Necesito caballos frescos y comida.
Mis hombres tienen hambre.
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No tienen más hambre que este pueblo.
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Están dispuestos a compartir
todo Io que tienen contigo, comandante,
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especialmente su hambre.
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¿Quieren ver a los niños en el dispensario,
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enfermos de inaniciòn?
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- ¡Teniente Graham, fuego!
- ¡Señor!
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Sargento Gòmez, sacrifica dos mulas
y distribuye la carne...
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y los suministros que encuentres
en ese blocao entre la gente del pueblo...
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- y esta señora.
- Teresa. Teresa María Santiago.
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- Señora. ¡Ryan!
- Sí, señor.
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¡Teniente!