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y vos capitán
de la Guardia Valona.
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Dejemos este desagradable lugar
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y decidiremos que hacer después.
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Mi nombre es Alfonso Van Worden.
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Eso es evidente.
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Veo que estáis débil.
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Tengo una poción milagrosa
que os devolverá las fuerzas.
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¡No, no, no más pociones milagrosas!
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¿A dónde os dirigís, señor?
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A Madrid.
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Bien.
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En el camino pararemos en un lugar
donde dejé buena comida.
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No es milagroso, pero sí suntuoso.
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Ahora escuchad,
los libros de Nach-Sou-Chasi
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contienen el sabio conocimiento Caldeo,
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mientras que los versos
de Shir-Ha-Shi-Mir
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contienen la más pura belleza de la poesía.
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En hebreo, cada carta es un número,
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cada palabra una sabia combinación.
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Si es pronunciado con
adecuada entonación y acento,
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uno puede mover montañas y secar ríos.
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Vos debéis saber que Adonai
creó el mundo con una palabra...
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Alguien me gastó una broma aquí anoche,
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pero entremos de todos modos.
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¡Mi caballo!
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¡Increíble!
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El mío también.
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No lo entiendo.
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El caballo sigue a su amo.
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Es una suerte que los demonios
no necesiten alimento.