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Simon Oakland era un tipo pacífico,
una gran persona,
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y le preocupaba mucho
hacerle daño a Mako durante esta escena
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porque, a pesar de que las peleas
de cine están bien coreografiadas,
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uno puede lesionarse fácilmente.
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Y puedo hablar por mí mismo.
Tengo cicatrices para demostrarlo.
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Una vez dibujé mi autorretrato,
sólo por reírme,
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para mostrar todas las marcas que tenía
en el cuerpo por hacer escenas peligrosas.
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Parezco un portero de hockey.
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Un dato interesante de esta película
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es que muchos, en días libres, veníamos
a ver cómo se filmaban estas escenas.
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Yo no salía en la escena, pero me acerqué
al estudio a ver cómo la rodaban,
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porque era muy interesante
observar cómo trabajaba Bob
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y su modo de coreografiar,
la manera de escenificarla.
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La película en sí nos entretenía.
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No sólo era nuestro trabajo,
sino también un entretenimiento.
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Supongo que ocurrió porque estábamos
en oriente y no había nada que hacer,
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así que nos enganchó y, al rodar
escenas interiores, nos quedábamos.
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Acudíamos a ver rodar escenas así.
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Es increíble, cuando ves la película,
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a pesar del drama de la historia,
la cantidad de comedia que contiene.
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Ésta es una escena brutal
y, sin embargo, hay comedia.
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Hay un elemento cómico en la reacción
de Mako y en su manera de pelear,
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en su miedo a ese hombretón
que le está dando una paliza.