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¿Les has dado todo a tus dos hijas
y por eso estás así?
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¡Dad una limosna al pobre Tom!
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El Maligno le ha llevado por fuego,
por llama y por remolino,
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haciéndolo perseguir a su sombra,
para atraparla.
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¿Por qué me mira?
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¡Que los dioses conserven vuestro
raciocinio!
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¿No pudiste guardar nada?
¿Se lo diste todo a ellas?
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No: se guardó una manta,
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que, si no, daría vergüenza mirarlo.
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- El no tiene hijas, señor.
- ¡Vete, negador!
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¿Se ha hecho ahora costumbre,
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que los padres sean expulsados
sin compasión?
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¡Un castigo justo!
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Sus carnes engendraron
a esas chupasangres, hijas de pelícanos.
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Fue Pelicón al Mont Pelicón...
Y se sentó en la colina...
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Esta noche helada nos va a volver
a todos locos o idiotas.
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Guárdate del Maligno, Tom tiene frío.
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Mejor estarías en la tumba
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que aquí con tu cuerpo desnudo
frente al cielo inclemente.
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¿Será posible, que el hombre
sea sólo esto?
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Miradle bien.
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No lleva nada ajeno.
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Todos nosotros somos falsos,
él es el verdadero.