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Le hablé del ejército que
ha desembarcado y sonrió.
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Le dije que veníais.
Contestó: <>.
:23:07
Cuando le informé de la traición
de Gloster y la lealtad de su hijo,
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me llamó idiota y dijo
que yo entendía las cosas al revés.
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Entonces no sigas adelante. Ese tonto
cobarde no tiene amor propio.
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Lo que planeábamos por el camino,
puede realizarse.
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Edmond, vuelve al lado de Cornwall.
Apresura la recluta.
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Sed audaz.
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¡Inclinaos!
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¡Cómo, me crees una perra?
¿No merezco que me mires?
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Ah, Goneril, No mereces ni el polvo que
el áspero viento te sopla a la cara.
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Cada cual conoce sus raíces
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y si las olvida, perece;
cual rama seca, que no florece.
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¡Basta ya! ¡Eso es absurdo!
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No es algo nuevo: al deshonesto
no le es honesto practicar la bondad,
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pues su impureza le es más afin,
la quiere más.
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¿Qué habéis hecho vosotras?
¿Qué habéis cometido,
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monstruosos engendros sin corazón?
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¡Vil cobarde!
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¡Cuya mejilla y cabeza sólo están
para sufrir golpes y desmanes!
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Sin ojos en la cara que distingan
entre tu honra y tu oprobio.
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¡Haz que toquen los tambores! ¡Al país
amenazan Cordelia y sus soldados!
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Mientras que tú, apóstol de la humildad,
te mantienes sentado
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y suspirando exclamas:
"¿Para qué he de moverme?"
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¡Mírate, demonio!
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¡La perversidad no horroriza tanto
en el diablo como en la mujer!
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- ¿Qué noticias traes?
- Señor, el Duque de Cornwall ha muerto.