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Calle Broom 145-147.
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Tan cansado,
tan quebrado en el espíritu...
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que cuando subía los seis tramos
de escaleras cada noche...
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al departamento de tres cuartos,
sin calefacción...
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donde estábamos amontonados
nosotros cinco... calle Attorney 171...
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no tenía fuerza para comer.
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¡El hombre no tenía fuerza
para comer!
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Se volvía más delgado...
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y más pálido día tras día.
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¿Por falta de qué?
¿ Una dieta bien equilibrada?
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¿Demasiado colesterol?
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¿Demasiados carbohidratos
y sustancias con almidón en su sangre?
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Ni en sus sueños.
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¡Por falta de todo!
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¿Qué era Dios para mi padre? Se lo diré.
Siéntese. No he terminado aún.
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Le diré qué era Dios para mi padre.
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Dios hacía que mi padre subiera
esos seis tramos y medio de escaleras...
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sin contar el corredor...
¡cada noche!
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Dios volvió canosa a mi madre
mientras mentía a sus hijos...
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acerca de un mañana mejor
en el que ella no creía.
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Arriba cada mañana con apenas
las fuerzas declinantes...
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que finalmente la abandonaron
en Miami Beach a la edad de 91 años...
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para enfrentar otro día
de desesperanza y desesperación.
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Bulevar Biscayne 3134.
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Dios.
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¡Y Ud. Me dice que no lo quiere a ÉI
en la ceremonia!
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Miren estas manos.
¿Las manos de un juez?
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¿Las manos de un hombre profesional?
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Ni en sus sueños.
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¡Las manos de un obrero!
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¡Yo trabajé!
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Estas manos trabajaron
desde que yo tenía nueve años.
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Tache eso. Siete.
Cada mañana me levantaba a las 5:00...
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me vestía en la negra oscuridad
para bajar siete tramos de escaleras...
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13 escalones por tramo...
lamás los olvidaré...
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para correr cinco cuadras
al mercado de Washington...
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a desembalar cajones
por 75 centavos por semana.
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Un dólar si trabajaba los domingos.
Tal vez.
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¿Dónde estaba mi Dios entonces?