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Yo no sé fabricar balas.
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Ceso ministros,
nombro ministros y no pasa nada.
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Aquí no hago nada.
He de ir a Stavka, con mis hombres.
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No me lo digas a mí. Díselo a tus ministros.
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- El pueblo quiere que me divorcie de ti.
- Sí, ya lo sé.
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El padre Gregorio me lo ha advertido.
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Si pensase que ayudaría, me iría yo misma.
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Pero sería un desastre.
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¿También te ha dicho eso el padre Gregorio?
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No necesito que nadie me lo diga.
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¡Oh, Nicky!
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Éste es el principio de la gloria
de tu reinado.
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Nuestro amigo me lo ha dicho.
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Será la página más gloriosa
de la historia de Rusia,
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la historia de estas semanas y estos días.
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Y cuando te vayas,
no te preocupes por lo que dejas atrás.
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Yo estaré aquí. Apóyate en mí.
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Utilízame. No soy sabia ni fuerte,
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pero Dios me mostrará lo que debo hacer.
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Con nuestros ejércitos en retirada
no debéis tomar el mando.
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No podríais haber elegido
un momento menos oportuno.
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La fe en Vuestra Majestad
es lo que mantiene unido al país.
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Bien, ¿habéis dicho
todo lo que teníais que decir?
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Una cosa más:
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El cuartel general de Stavka
está a 800 kilómetros.
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Sigue.
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La pregunta es, mientras estéis fuera,
¿quién gobernará?
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Cuando el Zar está en el frente,
la Zarina ocupa su puesto.
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¡Señor!
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Con todos los respetos,
la Zarina carece de experiencia...
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y su limitada comprensión de los rusos,
por muy encantadora que sea...
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Yo seguiré tomando las decisiones,
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pero tendréis que presentarle
los informes a ella.
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Gracias por sus consejos, caballeros.
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Lo he pensado mucho...
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y sé que Dios está conmigo.
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Saldré para Stavka por la mañana.
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Querido mío,
recuerda anoche cuando estuvimos juntos.