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si no es posible vivir
según las enseñanzas de Nuestro Señor
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o es que hemos pecado por presunción.
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Si es así, nos gustaría
que Su Santidad nos indicara los errores.
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Mi querido hijo,
los errores pueden perdonarse.
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En nuestra obsesión
por el pecado original,
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con frecuencia olvidamos
la inocencia original.
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Que no os suceda eso a vosotros.
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Me habéis traído, hijos míos,
una gran alegría y un poco de tristeza.
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Yo también empecé
por vocación hace mucho tiempo
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de manera parecida a la vuestra.
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Pero, con el tiempo,
desapareció ese entusiasmo
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y las responsabilidades del gobierno
de la Iglesia se han apoderado de mí.
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Como veis.
¿ Qué será de aquellos que os sigan?
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Pero si esto es verdad para nosotros,
¿por qué no puede serlo para ellos?
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Estamos encostrados
en las riquezas y el poder.
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Usted, en su pobreza...
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...hace que nos avergoncemos.
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Francisco.