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Hola, querido.
¿Cómo te encuentras?
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Estúpidos hijos de perra.
Bastardos burócratas.
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Tienen el descaro de ponerme
en un cuarto con un vegetal.
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Solo es que no disponen de
una habitación privada, querido.
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Bueno, no se...
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¡Maldita sea, Lily!
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!Acribillaré tu culo con perdigones
si te veo fumar otra vez!
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Mejor estar en condiciones para
cuidarte con B. B. Rumfoord.
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Vosotros muchachos seguid
sin mí. Estaré bien.
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Cristo. Todo lo que
hace en sus sueños...
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...es abandonar y
rendirse, y disculparse.
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Dilo. Podría cortar en rodajas a
un hombre como si fuera una banana.
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¿Me trajiste esos libros de Widener?
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Los chicos del Harvard Crimson
tiene un buen artículo sobre ti.
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Te llaman el Barón Rojo
de la historia militar.
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Y esperan que te mejores pronto.
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¡Esos pequeños bastardos!
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La declaración de Truman
sobre Hiroshima está aquí.
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Y esos ocho documentos
sobre la fuerza aérea.
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Oh, Bravo.
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Y el libro de Irving sobre Dresden.
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Estuve allí.
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Cariño, ¿por qué conservaron
Dresden en secreto tanto tiempo?
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Oh, caramba. Por miedo a un
montón de corazones sangrantes...
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...que dirían que bombardearlo fue
una mierda de gallina, cosa hecha.
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Mi libro los pone en su lugar, cariño.
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Nadie lloro, pero llorarán por
Dresden cuando lean mi libro.
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Estuve allí.
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¿Qué dice?
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Dice que estaba allí.
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¿Dice que estaba donde?
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Dresden.
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¡En Dresden, B.C.!
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Al Infierno con él. Déjale
escribir su propio libro.