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Los antiguos griegos...
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... rendían culto
a los pies de Afrodita.
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También amaban a las mujeres mortales.
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Lo mismo me ocurre a mí.
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Buenas noches, Juez.
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Y ella.
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Y la Srta. Lillie.
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¡Deja ese cubo!
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Eres un oso que bebe cerveza,
no uno que come engrudo.
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Estás por civilizar.
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Un hombre tenía dos amores:...
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... una diosa inalcanzable...
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... y una mujer mortal.
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Y ama a la mujer mortal el doble...
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... debido a su adoración
por Lillie Langtry.
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Tú, Oso.
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Te arrancaré la cabeza, es lo que haré.
¡No quiero oír eso!
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¡No quiero!
¡No te atrevas a replicarme!
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Quizás prefieras que te patee la cola.
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Voy a hacerme un felpudo con tu piel.
Tu corazón es más negro que tu pellejo.
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No eres un caballero, nunca lo fuiste.
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¿No te da vergüenza, Juez?
¡Peleándote con un oso!
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¿Viste lo que le hizo a la Srta. Lillie?
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Le ha profanado.
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Lamió su delicada cara.
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Le echó...
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... su aliento cargado de cerveza.
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Aquella noche tuvo lugar
un trágico e histórico atentado...
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... contra la vida del Juez.
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Nadie había visto antes al asesino...
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... o conocía sus motivos.