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Quiero ser mejor que antes y vivir de
acorde a tu voluntad.
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¿Qué tal Gieshübler y los otros?
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¿Y quiénes son los otros?
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Crampas te envía un saludo.
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Muy cortés.
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También te envía saludos la Sra. Von
Padden.
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Dijo que eras una mujer preciosa,
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y que yo debería cuidarte bien.
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Cuando le contesté que
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tú ya me considerabas más un
educador que un esposo,
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dijo muy a media voz y como ausente:
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"Un joven corderito,
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blanco como la nieve. "
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Y después calló.
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¿Te ha enseñado ya Johanna a su
chino?
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¿Cuál?
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Pues el nuestro.
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Antes de dejar nuestra antigua casa,
lo rescató del respaldo
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y lo metió en el monedero.
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Hace poco, cuando le pedí cambio,
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lo vi.
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Y...
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me lo confirmó avergonzada.
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Reconoció que
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esa sensación por lo desconocido la
había abandonado.
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Lo cual la hacía muy feliz.