:40:08
-¿Siempre usas sotana?
-También el hábito,...
:40:11
-...pero sólo en los viajes.
-¿El patroncito cómo está?
:40:14
-Le das algo de alivio de vez
en cuando. -¿ Qué dices, Fausto?
:40:18
No me engañes. ¿ Qué otra cosa
harías entre tantas monjas?
:40:22
¿ Qué dices? Deja a las
hermanas, pobrecitas.
:40:26
Hombres y mujeres. Eso son
los sacerdotes y las monjas.
:40:30
-Hombres y mujeres.
-Es muy bonito aquí.
:40:33
-Un espectáculo que nunca
deja de maravillarme. -Sí...
:40:37
-De noche se ve toda
Roma iluminada. -Claro.
:40:40
-Disculpa, Fausto.
-¿Por qué?
:40:43
No me importa no poder
ver Roma. Nunca me gustó.
:40:47
Para mí es la capital de
Turquía. Ven a Nápoles conmigo.
:40:52
Tú me das asistencia espiritual
y yo te doy pastas y almejas.
:40:57
¡Ojalá! lría, pero no puedo.
¡Tengo tanto que hacer!
:41:00
-¡Vamos!
-A veces me siento inútil...
:41:03
...y querría ser un
simple párroco rural,...
:41:06
...en contacto con las
verdaderas miserias humanas.
:41:10
¡Pamplinas! ¡Retórica!
Dime una cosa, te doy...
:41:13
...segundos para responder.
El infierno, el diablo, ¿existen?
:41:17
-Vamos.
-Anda, responde.
:41:20
-¿Existe el diablo?
-Sí, existe.
:41:23
Existe porque existe el mal.
:41:25
Pero no allí, del otro lado.
:41:28
Basta, Fausto. Dejemos
esta conversación.
:41:32
Mejor dime qué viniste
a hacer a Roma.
:41:35
A verte.
:41:38
Necesito tu bendición.
:41:41
-No bromees, Fausto.
-No bromeo.
:41:45
Tú ya estás
perdonado, Fausto.
:41:48
Por eso te envidio.
Siempre te envidié.
:41:51
Dirás que blasfemo,
pero es lo que pienso.
:41:55
Eres afortunado, porque tu
sufrimiento te acompaña...