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Una cosa llevó a la otra y...
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Decidimos retar a un par de ellos a
un partido de voleibol a la hora de comer
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para demostrar
la supremacía de los americanos.
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Cuando golpeamos la pelota
por primera vez, Gene y yo chocamos,
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me dio con la rodilla
en las costillas y me las rompió.
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Durante tres o cuatro semanas,
estuve todo vendado.
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Menuda supremacía americana.
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El equipo francés estaba encantado.
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Esta escena da paso a otra con actores,
como verán cuando enfoquemos el interior.
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Ésos eran nuestros extras.
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Ahora viene una secuencia
con diálogo ahí dentro.
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Se ve a Fernando Rey.
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Y pasamos a los actores.
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Es una técnica que se utilizó
a lo largo de toda la película
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y le da el aire de documental
que pretendíamos conseguir.
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Es muy difícil de hacer,
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y a Claude le costó compaginar
la iluminación interior y exterior,
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pero sin duda
estaba a la altura de la labor.
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Ahí está el maravilloso
actor americano Ed Lauter,
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el único otro actor americano
que nos llevamos a Marsella.
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Congenió con el equipo francés.
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El segundo día ya estaba cenando
en casa de todo el mundo
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y ahorrándose las dietas del día,
según recuerdo.
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Es extraño. Los franceses actúan de
forma diferente que otras nacionalidades.
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No son de los que vienen corriendo
a pedirte un autógrafo.
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Creo que respetan mucho a los cineastas,