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¿Recuerda usted a los Kalitin?
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¿ Y a Ksenita Kalitina?
Era una gordita así...
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Pues con ella me ocurrió una historia
bastante bochornosa.
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La visitaba con frecuencia,
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haciendo que su mamita tuviera
muchos gastos en café.
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Paseábamos por las alameditas frondosas.
Entonces, yo era muy tímido y joven.
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Pues bien, en cierta ocasión me quedé
a dormir allí.
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Bueno, me permitieron pasar la noche
y yo me acosté a dormir.
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De pronto, en plena madrugada,
escuche eso...
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...se abre la puerta y entra en mi cuarto
una vieja sorda,
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de unos 80 años. Llevaba
una vasijita de lavativa en la mano.
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Y, perdóneme las palabras, pero
me administró una lavativa.
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No me resistí, porque creía que
eso era habitual en la casa de ellos...
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Más, por la mañana se aclaró que
ella se había equivocado de cuarto.
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Yo, como es natural, no fui nunca más
por la casa de ellos, a hacer la corte.
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- Y lo más divertido es que...
- ¡No es divertido, ni decente!
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¡Gracias! Tengo muchas ganas de fumar,
desde por la mañana no había fumado.
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El invierno pasado vi en una ópera,
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como un joven lloraba,
influenciado por la buena música.
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- ¿Está bien eso?
- Muy bien.
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Entonces, dígame, por favor:
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¿Por qué se sonreían las damas y los
caballeros, sentados a su alrededor?
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¿De qué se sonreían?
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- Porfirio Semiónovich.
- Le escucho.
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Mire, Esos hombres sencillos
conservan una carga moral.
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En ellos está la salvación
de nuestras ideas.