Neokonchennaya pyesa dlya mekhanicheskogo pianino
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Está muy sabroso. Sabrosísimo.
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¡Madraza! ¡Qué clase de susto pasé!
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¡Coman, señores!
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Gracias.
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Cuando llegué, ya había comido,
así que ni he probado nada de esto.

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¡Querida, Ana Petrovna, no le haga caso!
¡Se lo ruego!

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No siga, ya es hora de dejar
la coquetería a un lado.

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¡Cuantos años han pasado y siempre
lo mismo!

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Si alguna vez yo mirara de reojo
a alguno de mis acreedores,

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al otro día ya yo no estaría
en esta hacienda.

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¡Hay que elegir entre la hacienda
y el honor! Elijo la hacienda.

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Guerasim Kuzmich podría dejarnos en
la calle a todos, pero nos tolera.

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¡A su salud, Guerasim Kuzmich!
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Dios mío... Dios mío, como duele.
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Así mismo... ¡Pobre Rusia, pobre país!
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¡Deja a Rusia en paz, de una vez!
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- Pero, yo quería decir...
- ¿Qué?

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¿Qué tú quería decir?
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Llevas 15 años repitiendo
esa misteriosa frase.

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¡Ya es hora de dejar de machacarla!
¡Hablamos por hablar...!

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¡El alma rusa! ¡Bienestar popular! ¿Por
qué será que no se secan las lenguas!


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