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Mira estos malditos puntos.
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Es dietético, eso es.
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- Ya déjalos, cariño.
- ¡Mira todo este maldito pescado!
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Solía haber un tiempo en el que uno
podía estar seguro...
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de recoger botas viejas, latas,
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sombreros, pantalones.
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¡Ahora son camarones
todo el maldito tiempo!
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¡Anti-polución!
¡Esposa!
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¿Qué es lo que quieres, cariño?
¿Quieres el condimento?
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¡No! ¡Ven aquí afuera y ayúdame!
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- ¡Rápido!
- Cariño.
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- ¿Qué hay ahí?
- No lo sé, pero no son camarones.
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- Aquí.
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Aquí, cariño.
Déjame eso a mí, por favor.
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- Sí.
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¿No son hermosos?
Podemos desayunarlos.
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Ah, ¿te refieres a comer sus botas?
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No, cariño.
Me refiero a comerlos enteros.
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Cada pedacito.
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Eso significa la cacerola grande.
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- ¿Qué hago, cariño?
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Asústalos.
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¿Pero que hay sobre mi espalda?
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Bueno, no tienes que saltar.
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Solamente grita horrorosamente...
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y asústalos.
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Tú sabes, como siempre lo hacías.
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- Bueno.
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Bueno.
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Oh, estoy tan feliz porque
estoy tan ocupada.
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Correcto.
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- ¡Váyase!